EL DESEO, PUNTO DE ENCUENTRO ENTRE LAS ARTES Y EL PSICOANÁLISIS III  

La frase de J. Lacan encierra, en su formulación enigmática, una doble propuesta.

Cuando nos referimos al deseo desde el psicoanálisis, este se lee, lo sabemos, desde una doble dimensión, consciente e inconsciente, sabiendo que esta última sobredetermina la primera.

El deseo inconsciente atraviesa nuestra genealogía y nos hace meros títeres de él sino atendemos a la posibilidad de su sublimación. En un fuego que a todos nos consume, buscamos a un otro, ya sea un semejante o determinadas experiencias con el arte en el que poder ampararnos, refugiarnos y aún sentir que si existimos lo hacemos precisamente gracias a ese otro como presencia fedataria. Una señal indeleble de como nuestro ser ha encontrado cobijo naciendo en el seno del deseo del Otro.

El hombre intenta trascender buscando refugios y aún referencias en el arte y en la actividad artística que, o bien lo liberen de esta servidumbre o le propongan el dulcemanto del olvido en el que, aunque sea de forma temporal e imperfecta, podrá vivir ignorando su sumisión.

Sin embargo, la clínica de la transferencia y la experiencia artística, fuentes del trabajo psíquico que supone el acto creador, nos indican que el deseo inconsciente puede prestar su energía a un proceso de sublimación apuntando a la posibilidad de su transfiguración. No cabe duda, la clínica y el arte le proponen un señuelo al deseo para su propia metamorfosis.

Este Seminario no intenta desengañarnos con buenas palabras de la dificultad que ello entraña, más bien apunta a buscar, en un acto de pensamiento compartido, las formas en las que la clínica en el psicoanálisis, las expresiones artísticas y los referentes críticos que se han ido desarrollando para pensar la relación entre la imagen y palabra -surgentes de toda humanización-, pueden orientarnos en ese arduo camino.