Semillas de la Arteterapia: acto poético, arte, cuerpo, clínica y comunidad
Así se vivieron las I Jornadas Iberoamericanas de Arteterapia, organizadas por Grefart Perú, con el acompañamiento generoso de Grefart Internacional. Un centenar de personas —entre profesionales, estudiantes y corazones sensibles— se reunieron para abrir un espacio de reflexión, intercambio, creación y encuentro.
La inauguración estuvo marcada por gestos cálidos y palabras que cruzaron océanos. Miquel Izuel, Presidente de Grefart Internacional, abrió las jornadas con una bienvenida que hizo sentir a Arequipa como un lugar habitado por muchos corazones. Fue un reconocimiento a ese puente simbólico entre territorios que comparten una misma visión: la de la Arteterapia como una forma de cultivar la salud, la educación y lo comunitario desde lo terapéutico y lo sensible. Desde Grefart Perú, Stephany Salas propuso la semilla apelando a la fuerza de su potencial germinador como metáfora de aquello que la Arteterapia propone; de lo genuino que aporta: un espacio fértil donde lo poético y el arte pueden florecer como gesto, como palabra, como abrazo dirigido a la salud emocional de las personas. Otras intervenciones que nos brindaron su apoyo en la inauguración fueron las de Fernando Arce, destacado profesional en diseño gráfico y del arte cerámico con un fuerte compromiso social, especialmente con niños y adolescentes de comunidades vulnerables. Ha liderado proyectos dirigidos a ellos como “Crear para creer”. Miembro del colectivo Niño Caníbal y coordinador de espacios como Taller Estudio Arce y el Proyecto Ícaro. Annie Oillic, Filósofa y educadora con una destacada trayectoria internacional en el ámbito pedagógico. Directora de liceos y creadora del Observatorio Pedagógico de la Región Bretaña. Impulsora de programas de inclusión escolar y formación docente. En Perú, ha fundado espacios educativos para niños en situación de vulnerabilidad y ha establecido el Colegio Peruano-Francés de Arequipa, reafirmando su compromiso con una educación de calidad, inclusiva y con enfoque humanista. Ruth Natalia Gallegos Esquivias, Decana del Colegio de Psicólogos del Consejo Directivo III Arequipa-Moquegua. Psicóloga con dilatada experiencia en los ámbitos clínico, educativo, comunitario y universitario nos brindó su visión de una psicología comprometida con la personas y con sus capacidades creadoras.
Durante las Jornadas, se ofrecieron conferencias, talleres vivenciales y posters presentados por arteterapeutas de Perú, España, Brasil y Chile. Se tejieron lazos. Se trazaron caminos entre el arte, la salud, la salud mental, la educación y el trabajo comunitario al mismo tiempo que se compartían las emociones que no encuentran su lugar en las palabras, pero sí en una imagen, un color, un movimiento, una mirada, un abrazo, una escucha.
Después de la Inauguración, dieron partida con la conferencia inaugural de M. Izuel sobre los fundamentos de la Arteterapia. Se planteó su práctica no como una técnica, sino como un modo de investigación sobre el encuentro creador entre seres humanos. Una investigación que acoge a la persona escuchándola en la globalidad de su ser y no solo en su síntoma o en su malestar; sosteniéndola en el proceso del diálogo entre sus preocupaciones, desasosiegos, deseos… y sus capacidades creadoras, mediado todo ello por sus producciones plásticas, sonoras, danzadas, dramatizadas… y por el vínculo que se desarrolla en el proceso.
En las mesas redondas, se compartieron experiencias donde la Arteterapia acompañó procesos subjetivos complejos. S. Salas presentó el caso de Francisco, un niño adoptado cuya historia temprana dejó huellas difíciles de nombrar. Entre colores, cintas y juegos, fue posible comenzar a bordear lo innombrable. Sus silencios, sus preguntas, sus gestos, fueron dando forma a un relato propio, creado por el mismo, permitiéndole habitarse. D. Manrique presentó a Rudy, con su silencio lleno de movimiento, mostrando que el vínculo no siempre suena fuerte: a veces apenas respira, pero late. La neurodiversidad no exigió entrar en “su” mundo, sino inventar uno nuevo, compartido… un caso de psicosis infantil que apareció no como encierro, sino como umbral para transitar hacia la búsqueda de un nuevo encuentro. En los casos anteriores el quehacer arteterapéutico aparece como lenguaje de lo que no tiene idioma, pero propone formas para encontrar su representación. En esos relatos, la educación dejó de ser corrección y se volvió mirada sensible. G. Biaggi nos mostró como la atención psiquiátrica puede saltar los muros del hospital y convertirse, a través del arte y de la poesía, en comunión entre cuidadores, pacientes y la comunidad, abierta y sensible que los acoge y se compromete con ellos en desarrollar espacios de libertad y de expresión poética. Aparecieron casas reales, S. Yunge presento el Instituto Casa do Todos de Sao Paulo, Brasil, donde la sesión terapéutica no termina al cerrar la puerta del espacio donde se realiza, sino que sigue transformada en convivencia por el cuidado que continúa en el café, metamorfoseando la tierra en un jardín, en el encuentro que se vuelve terapéutico cuando se comparte lo cotidiano si hay escucha y sostén. Andrea Ossandón nos habló de una intervención arteterapéutica realizada en la Corporación de Familiares y Amigos de Personas con Esquizofrenia (CORFAPES) en Santiago de Chile. Reflexionando sobre la práctica de la arteterapia en Salud Mental tomando al marco arteterapéutico como lugar físico y arquitectónico, respuesta a la voluntad del encuentro, acogiendo aquello inesperado o incalculable que se presenta en el quehacer arteterapéutico para entrar en las otras arquitecturas interiores de las personas.
S. Palacios nos mostró el trabajo que como doula y arteterapeuta realiza con mujeres que cobijan en su cuerpo transformado un acto de creación, metamorfosis íntima junto a nuevo ser que nace de su proceso interior en la gestación, parto y postparto, en el cruce entre lo biológico, lo emocional y lo expresivo creador, siendo acompañadas desde la danza movimiento. Actividad que favorece el nacimiento de la madre consciente. M. J. García nos trajo la experiencia de un equipo de arteterapeutas que están llevando su labor en Valencia, España. En él, niñas y niños en contextos de protección ante el desastre natural de una dana, encontraron en la creación un refugio real con la intervención “Un Refugio Creativo” que mostró como la Arteterapia, surgiendo como respuesta al desastre climático y humano, transforma el dolor de las inundaciones y las pérdidas con el consiguiente efecto traumático, en un espacio para niñas y niños que hallaron en el arte un refugio donde reconstruir, expresarse y crear, tejiendo vínculos que reparaban lo irremediable. Karen Granzotto nos trajo el proyecto Matices en la residencia Koinomadelfia, un espacio creativo, reparatorio y terapéutico para niños y niñas de primera y segunda infancia quienes, debido a diversas circunstancias adversas y vulneradoras, se encuentran en un entorno de cuidado alternativo y proteccional, teniendo a la arteterapia como una herramienta poderosa para facilitar la expresión de sentimientos y experiencias difíciles de verbalizar.
Mientras tanto entre palabras y silencios, los talleres fueron una pausa en el tejido del tiempo, una rendija para el encuentro. En el Taller Rojo, conducido por G. R. Mogrovejo y M. Nali se propuso un viaje para demorarse en él, una ventana suspendida donde lo pendiente se dejaba llegar, regalándonos a nosotros mismos algo que tal vez habíamos estado esperando desde siempre. El Taller Azul con R. Barrios y D. Manrique trajo ritmos sonoros que hablaban sin voz: se escuchaban canciones que eran más bien recuerdos, sonidos que tocaban el cuerpo al sentirnos acompañados, escuchados. El Taller Verde coordinado por C. Y. Arutaipe, R. N. Gallegos y Y. P. Sardón abrió la posibilidad de inventarse la identidad jugando. En él el juego no fue evasión, sino creación del mundo propio. Rojos, azules y verdes, vivencias íntimas para la recreación de uno mismo.
Así, estas jornadas no fueron solo académicas. Fueron un gesto comunitario y poético. Un pequeño brote que asoma entre la tierra, un momento donde los relojes se detienen, porque algo esencial está sucediendo.
Al cerrar el encuentro, Stephany Salas, Presidenta de Grefart Perú, recordó que la Arteterapia no es un territorio conquistado, sino una tierra que se cultiva. “Estas jornadas, aparte de una semilla, han sido tierra, agua y sol”, dijo. “Han sido la promesa de seguir cuidando lo que hemos empezado a construir”.
Y así fue el encuentro: una siembra delicada, fértil y luminosa. Una celebración donde algo profundo ha empezado a caminar entre profesionales, países e íntimos territorios.
Organización: Grefart Perú – www.grefart.org y Grefart Internacional. Más información:https://grefart.org/arteterapia-peru/
